La Casa Museo de los Mártires Claretianos de Barbastro atrae a 4.087 personas en 2018

La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona acogió el sábado la beatificación de 109 mártires claretianos, la más numerosa de una sola Congregación religiosa. El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las causas de los Santos, fue el encargado de presidir la celebración en representación del Papa Francisco.

Hace pocos días celebramos la beatificación de 109 mártires, misioneros claretianos, después de un largo y minucioso proceso eclesiástico. Hace 25 años fueron así mismo beatificados los mártires claretianos de Barbastro.

Es bien conocido que los Mártires aclamaban a Cristo Rey cuando eran conducidos al martirio. Por eso se consideró importante descubrir por qué los mártires tenían siempre en sus labios el grito de ¡Viva Cristo Rey!, que era toda una profesión de fe católica por la que derramaban su sangre.

Desde hace unos días los cines de cerca de cuarenta ciudades españolas exhiben al público ‘Un Dios prohibido’, la película articulada en torno a la experiencia de los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro. Vecinos de grandes urbes, capitales y ciudades de tamaño medio han comenzado a tener la oportunidad de acercarse, en formato cinematográfico, a esa experiencia.

La película “Un Dios prohibido”, que narra la historia de los 51 mártires claretianos de Barbastro, dirigida por Pablo Moreno, será estrenada el próximo 14 de Junio en cines de todo el país.

Hay muchas maneras de generar vida en el misterio de la comunión de los santos. Nunca se sabe cuáles son los canales por los que la Gracia puede correr. Tampoco es fácil detectarlos al momento; con frecuencia se necesita que pase cierto tiempo.

El domingo 17 de octubre, la Catedral de Barbastro fue escenario privilegiado del afecto que la diócesis somontana tiene a sus mártires. En el marco de una solemne eucaristía con abundante asistencia de fieles y presidida por el señor obispo, Mons. Alfonso Milián, se dio comienzo a un año de memoria martirial y de acción de gracias al Señor.

Cerca de 11 años atrás, conocí por primera vez se cerca a 51 hermanos que habían dado su vida por Cristo, pude compartir con ellos cerca de una semana, y aún recuerdo, la mañana en que me despedía hasta “la próxima vez”. Les hablé de que me ayudarán en mi caminar como sacerdote (no llevaba todavía un mes de consagrado) y era algo que muchos de ellos no había podido logar porque Cristo y la Vida les pidió el mayor testimonio que podían dar: Dar su sangre por Cristo y por la Fe.